Además de un factor natural en las sociedades, la diferencia generacional también puede convertirse en un motivo de discriminación conocido como edadismo. Te contamos de qué se trata, y por qué es importante identificarlo y erradicarlo.
“El Estado, la Sociedad y la Familia son corresponsables de la forma como se envejece y de la calidad de vida en la vejez”[1]
La Organización Mundial de la Salud define el edadismo –concepto que se deriva del anglicismo age-ism y que tiene diversas traducciones como ancianismo, viejismo, cronologismo y gerontofobia– como un estereotipo, prejuicio y discriminación hacia las personas de ciertas edades debido a la afectación o deterioro natural de su salud. Incluso, este ha sido señalado como la tercera forma de discriminación, después del racismo y el sexismo[2].
En diferentes estudios se ha encontrado que las principales causas de este fenómeno se deben a la ansiedad frente al envejecimiento y el miedo a la muerte (en el plano personal), al contacto con un número significativo de personas mayores (en el plano interpersonal) y a la poca disponibilidad de recursos para la manutención de dicha población (en el plano institucional y cultural).
Un poco de historia
En las sociedades primitivas se asumía la vejez como una condición de plena validez[3], que otorgaba sapiencia natural y experiencia a los grupos poblacionales, además de una memoria institucional que permitía a las comunidades adaptarse y subsistir.
La transición al nomadismo, en ciertas regiones del mundo, empezó a plantear la “necesidad” de abandonar o apartar a los individuos envejecidos y con discapacidades o deterioro motriz, en razón de la vulnerabilidad que representaban para las manadas o los grupos.
Luego de un considerable incremento de la esperanza de vida en el mundo (en casi 30 años) desde la Revolución Industrial, este grupo etario empezó a ser blanco de estereotipos cada vez mayores en los que se le caracteriza como personas frágiles, enfermas, débiles e improductivas. Ante la perpetuación de esta situación, empezaron a hacerse estudios en los que se evaluaban fenómenos como el edadismo.
¿Qué consecuencias trae consigo esta forma de exclusión?
Preservar actitudes discriminatorias en la sociedad genera marcadas consecuencias que van desde la afectación en la salud y vitalidad de la población señalada, pasando por el estancamiento de los mercados y la sostenibilidad de las industrias, el entorpecimiento del desarrollo y la planeación urbana, y llegando hasta la generación de mayor tensión a los sistemas de salud y de pensiones del mundo.
¿Cómo afrontar y evitar el edadismo?
El mundo muestra tendencias para afrontar esta situación. Lo principal es que la concepción correcta del envejecimiento, como un proceso evolutivo que vivimos permanentemente y no está asociado específicamente a una edad, permite evolucionar hacia una nueva mirada del paso del tiempo y, por tanto, aporta a la disminución de esta forma de discriminación. Entre dichas tendencias se destacan:
- Colaboración intergeneracional: hace referencia a una planificación de ciudades más coherentes con la diversidad, dispuestas a convivir desde una perspectiva multigeneracional. Empiezan a resaltar las ventajas en la asociación entre adultos mayores y jóvenes para: vivir juntos, crear proyectos, intercambiar saberes, compañía y afecto. En las empresas se nota el interés por construir cargos que privilegian la experiencia, la planeación y la argumentación histórica.
- Envejecimiento activo y participativo: se evidencia un trabajo por la extensión de la vida productiva de las personas, instaurando un envejecimiento activo-participativo, con espacios y oportunidades para la salud, la seguridad y el activismo para visibilizar las necesidades de protección y participación que requiere la población de edad avanzada.
- Tiempo de renacimiento: asociado a la prolongación de la esperanza de vida, se refiere a una desaceleración de los ciclos de vida, a la “posibilidad” y a la aceptación social del desarrollo de los proyectos de vida en etapas diferentes: “Lo que se hacía a los 20 años, ahora está bien visto que se haga a los 40”.
- Dependencia planeada: se refiere a una preparación temprana para la vejez, con hábitos que permitan evitar el deterioro acelerado, y a una planeación financiera con el debido apoyo del Estado y diversas instituciones. Favorece la idea de que prime la actividad sobre el descanso al llegar a la vejez.
Los conceptos de envejecimiento y vejez se han expresado de formas diversas con el paso del tiempo, a partir de construcciones histórico-sociales y culturales. Hoy, en el mundo se evidencian nuevas manifestaciones que abordan este concepto con un enfoque alternativo: ya no se trata de una etapa en la que se espera que se apague la vida, sino un resurgimiento planteado a partir del aporte intergeneracional.
Fuentes
- [1] Ministerio de la Protección Social. Política Nacional de Envejecimiento y Vejez. 2007 P 4
- [2] Butler, R. A foreword. Journal of Social Issues, págs. 8-11. 1980
- [3] 1 L.W. Simmons, The Role of the Aged in Primitive Society (New Haven, CT: Yale University Press, 1945).