Desde que las redes sociales llegaron, nuestra atención se dirigió a ellas y empezamos a ser usuarios de éstas muy pronto. Comenzamos por sincronizar nuestros correos electrónicos, suministrar datos personales y aceptar contratos para ser parte de una tendencia que nos comunica, entretiene, informa y que nos permite expresarnos; pero ¿hasta qué momento interactuar en ellas?
Cuando aceptamos los términos y condiciones para usar aplicaciones o redes sociales estamos cediendo parte de nuestra privacidad ya que permitimos a empresas o personas externas el acceso a los datos que suministramos al elegirlas. También, “Cada vez que publicamos algo en una red social, asegura la Oficina de Seguridad para el Internauta (OSI), perdemos el control sobre ese contenido. Aunque lo borremos, quedará como mínimo registrado en los servidores de la red social y cualquiera que lo haya visto puede haber hecho uso de esa información, ya sea difundiendola o copiandola”.
Descargar una app o desear interactuar en una red social, son acciones que realizamos movidos por un fin o un interés particular por el que entregamos derechos sobre nuestra privacidad. Sin embargo, se ha vuelto común en la actualidad que muchas personas reflexionemos acerca del derecho a la privacidad, las implicaciones que tenemos al elegir subir información personal o frente este derecho, porque al hacerlo podemos descubrir lo importante y necesarias que son. Este tipo de reflexiones nos conduce muchas veces a desear una muerte digital.
La muerte digital, define la plataforma especializada legaltoday.com, es “la decisión personalísima de desaparecer del mundo digital y recuperar el anonimato en internet”, esta acción en la actualidad es una tendencia que nos permite volver al anonimato y hacerlo, ahora que nos hemos acostumbrado a seguir la vida personal de los demás, semeja la muerte porque al retirarnos de estas plataformas elegimos desaparecer del radar y recuperar nuestra vida íntima.
Decidir la manera como deseamos conectarnos con otras personas, sea a través de reacciones virtuales o por el contacto con la naturaleza, la urbe y la presencialidad, son acciones que elegimos posterior a evaluar, proyectar y hacer consciente cómo queremos vivir. Saber que podemos recibir acompañamiento de asesores de seguros SURA y que podemos acceder a contenidos especializados de nuevas tendencias para decidir, nos asegura de vivir con mayor autonomía.