Cuando un emprendedor o un grupo de personas deciden crear una PyME, es inevitable que se enfrenten a varias problemáticas. Crear un modelo de negocios sustentable, contratar personal capaz de llevar a cabo las tareas diarias y convencer a los usuarios de adquirir el producto o el servicio que ofrecen, son solo algunas de ellas. Sin embargo, hay una que resalta y es común a cualquier compañía que inicia operaciones: obtener financiamiento y aplicar las herramientas necesarias para permitir la subsistencia de la empresa.
Según un informe de la división para América Latina y el Caribe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), durante los últimos dos años la región perdió cerca de 25 millones de empleos. Esto se debe, en su mayoría, al cierre de miles de Pequeñas y Medianas Empresas debido a problemas financieros. “La economía latinoamericana no puede entenderse sin las PyMEs, al representar el 99% de las empresas y generar el 60% del empleo”, aseguró el jefe de la división, José Antonio Ardavín.
En esa línea, desde el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA) destacan que “el 68% de las PyMEs no han podido conseguir el capital necesario o adecuado en los últimos cinco años para cubrir los requerimientos de su negocio en al menos una ocasión”.
Si bien en gran parte esta falta de acceso se debe a las desigualdades que enfrenta el continente, también hay mucho desconocimiento al respecto. De hecho, en países como México, el 60% de estas empresas jamás pidió un crédito por el simple hecho de no saber cómo hacerlo. En ese contexto, se vuelve fundamental conocer cuáles son las opciones y qué errores deben evitarse.
Tips financieros para Pymes
Existen decenas de consejos que profesionales con experiencia pueden ofrecer a emprendedores que recién comienzan su PyME. Sin embargo, hay algunos que los especialistas de SURA destacan y recomiendan por sobre el resto.
“Una adecuada estructuración resulta crucial”, explica Juanita Gómez, Managing Director, Trend and Risk Modeling de SURA. “Realizar un análisis del entorno, incluyendo el mercado, la competencia, la geografía y propuesta de valor, y generar proyecciones y sensibilidades también es importante”, continúa.
Gómez aclara que esto no significa tener la bola de cristal. “Se trata de realizar diferentes escenarios con estimaciones de las variables críticas para tener visibilidad de lo que el negocio puede traer”, asegura la experta.
En esa línea, el Manuel Rojas, Director de Finanzas Corporativas de SURA, y Juan Camilo Parra, Gerente de Gestion de Capital de SURA, destacan los siguientes consejos financieros para las PyMEs:
- Establecer hitos medibles para revisión de desempeño y para guiar las etapas de financiación.
- Realizar una iteración constante entre lo esperado y lo ejecutado para revisar si se deben hacer ajustes antes de continuar a la siguiente etapa.
- Generar incentivos alineados con estos hitos.
- Los hitos no pueden ser únicamente desde la rentabilidad o utilidad. Deben estar alineados con la etapa de madurez de la iniciativa.
- Empezar pequeño e ir escalando.
- Llevar a cabo pruebas de concepto y prototipos livianos que retroalimenten el diseño.
- Tener un equipo base – balance entre mínimo viable y capacidad de escalar.
- Incentivar una alineación total de expectativas
- Construir estimación de necesidades totales de capital y de los resultados esperados para las diferentes etapas, ya que esto facilita la planeación de recursos de largo plazo de la organización como un todo.
- Generar compromisos de las diferentes áreas de acuerdo con los hitos establecido
- La conexión del negocio, los riesgos y las finanzas es fundamental.
Cuáles son los errores financieros más comunes de las PyMEs
Para abordar con mayor profundidad esta problemática que afecta a las PyMEs, los expertos de SURA también señalan los principales errores que cometen los emprendedores a la hora de realizar sus planes financieros.
“En primera instancia, un error común es la falta de estructuración. Un negocio sin una previa estructuración adecuada corre el riesgo de no ser eficiente desde el capital que se le asigne”, reflexiona Gómez. Y agrega: “Una adecuada estructuración de un plan de acción es una guía que permite priorizar. Financieramente, la priorización es relevante en un entorno de recursos limitados pues ayuda a enfocar esfuerzos”.
Por otro lado, la Managing Director, Trend and Risk Modeling de SURA cuenta que “aún cuando no todo se puede estimar con precisión, se puede evitar la improvisación si se tiene un plan de acción con metas medibles que permitan establecer hitos y de esta forma asignar capital secuencialmente”.
En ese contexto, desde el área de planeamiento financiero de SURA relevan otros errores que suelen observarse durante el nacimiento de una PyME.
- Sobredimensionar las necesidades
El capital es limitado y, en una fase embrionaria, este generalmente se encuentra expuesto a un nivel de riesgo alto. Una estructura pesada en etapas semilla y crecimiento puede afectar la viabilidad de una iniciativa. Por ese motivo, es importante balancear el funcionamiento y capacidad de escalar de los negocios, con una exposición de capital adecuada de acuerdo con el riesgo que se corre. Es decir, empezar pequeño e ir escalando en la medida que el negocio lo soporte. Igualmente, lo contrario también es un error. Subestimar necesidades dificulta que una iniciativa pueda generar los resultados esperados.
- No contar con una planeación de fuentes de financiación de largo plazo
Puede ocurrir que la solicitud de recursos se haga para una fase inicial (semilla) y que, una vez terminada esta fase, la etapa de crecimiento no esté incorporada en la planeación de recursos de la organización. Esto hace que, bajo el supuesto que la iniciativa sea viable, la restricción para seguir adelante se encuentre desde su financiación. Aquí es relevante, de nuevo, el tema de los hitos medibles para la asignación de capital. En otras palabras, en la medida que se va mostrando progreso, se va liberando capital. Esto debe ser planeado desde la estructuración, estando siempre sujeto a cambios y revisiones en el tiempo.
- Corto plazo vs largo plazo
Es fundamental alinear las expectativas de retorno con las partes interesadas, pues muchas iniciativas tienen resultados deficitarios en el corto plazo y su retorno se materializa incluso años después de iniciadas las operaciones. Esto no es negativo y, más que un gasto, se debe ver como una inversión. Lo importante es que este efecto esté alineado con las metas y la estrategia, que sea conocido por los tomadores de decisiones para evitar que se conviertan en costos hundidos.
La tendencia a cortar iniciativas, proyectos y negocios en etapa temprana para generar eficiencias es natural. Es importante visibilizar los costos de realizar estos recortes y así llevar a discusiones desde el costo de oportunidad versus el resultado de corto plazo y es importante tener en cuenta que hay coyunturas y momentos en que es inevitable que esto ocurra.
- Reconocimiento del capital asignado
No todas las inversiones van al gasto inmediatamente y, por ende, no todas se ven reflejadas en un estado de resultados. Es fundamental que el equipo sea consciente de lo que hay expuesto financieramente en el proyecto para, desde ahí, tomar decisiones.
Qué hacer si ya se cometieron algunos de estos errores
En un escenario ideal, es deseable que las PyMEs no cometan ninguno de los errores mencionados anteriormente. Sin embargo, es poco probable que esto suceda. En general, es normal que los emprendedores con falta de experiencia, e incluso los que llevan años con sus compañías, tomen malas decisiones.
“Generalmente, ante una de las situaciones anteriormente descritas, es importante hacer una pausa y revisar integralmente la situación de la iniciativa”, advierte Gómez. Y concluye: “A partir de ahí, se debe generar un plan de acción estructurado que, si es viable, permita continuar con el negocio/iniciativa de manera rentable y eficiente”.
En ese contexto, el compromiso de Seguros SURA es el de apoyar a las PyMEs de la región. Por un lado, con información que ayude a los emprendedores a tomar las mejores decisiones. Y, por el otro, a través de talleres que les permitan a las empresas ejecutar sus operaciones de la mejor forma posible.