Internet nos cambió por completo la vida, la forma de relacionarnos, de habitar el mundo. Y aunque pareciera que nos acompaña desde siempre, apenas es un joven adulto que ya dejó una huella imborrable en la historia de la humanidad. El amor, como el más trascendental de todos los sentimientos, también se ha visto tocado. ¡El amor en los tiempos de internet!
Año: 1870
Fermina Daza, el bello personaje de Gabo en su novela “El amor en los tiempos del cólera”, la noche en que su padre le dio permiso para que asistiera a su primer baile de adultos, le consultó a su prometido, Florentino Ariza, si consentía que ella asistiera a dicho baile. En ese momento él se encontraba jugando a las cartas en una plaza en Cartagena y le avisaron que tenía un llamado telegráfico urgente desde Fonseca, La Guajira.
El telegrafista de Fonseca había enclavijado siete estaciones intermedias para que ella pidiera el permiso, “… pero una vez lo obtuvo, ella no se conformó con la simple respuesta afirmativa, sino que pidió una prueba de que en efecto era Florentino Ariza quien estaba operando el manipulador en el otro extremo de la línea. Más atónito que halagado, él compuso una frase de identificación: Dígale que se lo juro por la diosa coronada”. Fermina reconoció, entonces, el santo y seña.
Año: 2020
A Jota lo separan 395 kilómetros de distancia de su novia, con la que lleva un lustro de relación. Mientras ella prepara su cena, él la acompaña. La conversación gira entorno a lo que han vivido, cada uno en su ciudad, durante ese día.
—Te queda muy bien ese vestido rojo, no recordaba lo bella que te ves —dice él mientras ella se sonroja un poco y acepta, con una leve sonrisa, el piropo. Durante ese día han intercambiado un par de mensajes y algunos audios. En la tarde mientras Jota estaba en una reunión le consultaba por los resultados de unos exámenes que ella recibió vía mail. —Nada grave, por fortuna —dice N, en un mensaje vía Whatsapp a las 3:46 p.m.; —Ok, en la noche nos vemos —contesta él dos minutos más tarde.
Jota y N se ven todos las noches y conversan, en promedio, tres veces al día. Ella sabe, por lo general, cómo va vestido él a su lugar de trabajo y él sabe, por lo general, cómo luce el rostro de ella maquillado todos los días. Ellos dos, amantes en tiempos de la era digital, se ven físicamente un fin de semana al mes, desde hace cinco años.
El amor y sus escenarios
Según un estudio realizado por la app de citas BlindLove 6 de cada 10 parejas comienzan su relación por internet. Si bien desde hace una década, con la irrupción de las redes sociales, esta fue siempre una posibilidad, ahora es una realidad que tiende a crecer.
Para la psicóloga colombiana, Carolina Macias, esta es una situación que forma parte de la regla y no de la excepción; de alguna manera la transformación digital y la rapidez con la que ocurre ha permitido que cada vez sea más seguro y fácil encontrar una persona online para compartir.
Un like, el link de una canción, un post dedicado en redes, son ahora lo usual en un mundo donde todo lo podemos hacer desde la virtualidad: pagar facturas, vigilar el hogar, solicitar un préstamo, estudiar, etc; conquistar a alguien también ha encontrado su espacio y muestra de ello son las diversas aplicaciones para hacer match con alguien que nos interesa.
Pero la esencia es la misma siempre respecto al amor: las cartas, el telégrafo, el teléfono, el beeper, los móviles, los smartphone y la computadora, han facilitado que millones de relaciones se consoliden a través de los tiempos; pero nunca a tal punto como lo podemos hacer hoy al tener esa presencia casi física a pesar de la distancia.
“Internet ha roto barreras como la de clase o la de etnia y ahora puedes elegir entre centenares de perfiles” explica el sociólogo español Francesc Núñez y añade que “puede parecer más sencillo, porque no estás dando la cara, puedes esconder tu vergüenza, tienes tiempo para responder, para editarte. Ligar desde tu casa implica también no tener que mostrar las emociones o, por otro lado, poder ser más atrevido”.
En tiempos de internet enamorarse se ha sofisticado. ¡Cuéntanos tu experiencia!
Fuentes bibliográficas: