Hace algunos años, construir implicaba grandes cantidades de concreto y otras estructuras pesadas. La modernidad trajo consigo importantes reinvenciones en la arquitectura, en la concepción del hábitat y, con ella, llegaron también las estructuras ligeras. ¿En qué consisten y cuáles son sus beneficios?
Cuando en construcción se habla de estructuras ligeras se hace referencia a aquellas que están compuestas en su mayoría por barras de acero o aluminio, aunque en algunos casos pueden ser de madera para aportar mayor naturalidad a las obras.
Cada vez vemos más estructuras de este tipo a nuestro alrededor. Sin embargo, no es una tendencia que acaba de aparecer en el mercado; son múltiples los ejemplos que demuestran el carácter innovador, rentable y duradero de esta apuesta.
Empecemos por Richard Buckminster, el arquitecto que durante el siglo XX revolucionó el campo de la ingeniería gracias al desarrollo de la cúpula geodésica, diseñada por primera vez en 1922 por Walter Bauersfeld.
Buckminster le apostó a una estructura ligera que incluía tubos de aluminio y una cubierta de vinilo de 4,2 metros de altura. Esta fue capaz de soportar grandes cargas sin necesidad de cimentación; todo gracias a un complejo sistema geométrico.
Vamos ahora con el ejemplo de Frei Otto. Este arquitecto a quien se le reconoce por una tendencia conocida como arquitectura textil, le apostó a desarrollar importantes obras basadas en formas orgánicas, naturales y funcionales. Uno de sus grandes ejemplos: la cúpula del estadio olímpico de Múnich.
Terminamos con un ejemplo más cercano en el tiempo: Frank Gehry. Su reconocimiento mundial se debe a la apuesta por la arquitectura orgánica, una tendencia que se vale de las estructuras ligeras metálicas mixtas con metales ligeros y maderas laminadas. Tiene entre sus obras más representativas el pabellón olímpico de pescado en Barcelona.
Tres íconos de la arquitectura que tuvieron como base las estructuras ligeras demuestran su eficiencia, respaldo y capacidades creativas alrededor de sus estructuras. ¿Qué otras ventajas tiene esta tendencia?
- Diseño y ejecución a la medida: en esta corriente existe libertad de diseño y acabados. A esto se suma una gran precisión en el concepto constructivo, que le aporta a una mayor coincidencia entre lo proyectado y lo ejecutado.
- Control de la inversión: el desarrollo a la medida permite que se mantenga un control más detallado de todo el proyecto.
- Calidad: esta apuesta constructiva se basa en soluciones y materiales más industrializados, realizados bajo estándares de calidad homologados y certificados en fábrica.
- Control en los tiempos: estamos hablando de sistemas en seco, que se traducen en una mayor rapidez y calidad de la ejecución.
- Amigable con el medio ambiente: este sistema minimiza los residuos durante la ejecución, apostándole así a mayor sostenibilidad y economía de materiales.