Hay sectores, calles, barrios y lugares de nuestras ciudades, o centros urbanos, que nos gustan más que otros. ¿Pero por qué los elegimos? ¿Será que nos otorgan una percepción mayor de seguridad? ¿O responden a las necesidades actuales que tenemos frente a una mayor calidad de vida? Nuestras preferencias se centran en experiencias que nos aseguran vivir espacios de mayor comodidad, ecología, belleza, seguridad…
Hace buen tiempo que las urbes son planificadas más allá del cúmulo de habitaciones o lugares para comprar o trabajar. Nuestro hábitat se planifica en la actualidad con el propósito de garantizar que cada ciudadano pueda gozar de un bienestar individual para compartir con otros y que es promovido por nuestros gobiernos al proyectar ciudades mucho más ecológicas, mucho más habitables por todos nosotros.
Las calles, los parques o las edificaciones no están ubicadas a la deriva, sino que requieren de un diseño centrado en las personas y no precisamente en el cemento. Cada árbol, cada acera o calle amplia y la sectorización de zonas para recorrer despacio y donde podemos sentarnos a vivir, son resultado del diseño urbano que se ocupa, según la página especializada en Noticias de eficiencia energética y arquitectura OVACEN, de “dar forma a las condiciones físicas para la vida en ciudades”.
Habitar las zonas urbanas nos permite aprovechar más los espacios, los servicios y el bienestar cuando vivimos en lugares planificados y en donde podemos pasar más tiempo al aire libre, interactuando con otras personas en lugares ideados para ello, en medio de una mejor calidad del medio ambiente, seguridad y al ser parte de actividades deportivas, sociales o recreativas que nos posibilita conectarnos con los territorios, de la misma manera que con nuestra vida.
Vivir cerca de los lugares a los que tenemos que ir nos proporciona mucho más tiempo y habitabilidad para disfrutar los beneficios que otorgan los nuevos diseños urbanísticos. Por ejemplo, según nos cuenta la revista virtual en arquitectura ArchDaily, “los desarrollos residenciales de uso mixto, integrando comunidad y espacio de trabajo, son un hito para los estándares de construcción de edificios con bajos niveles de energía incorporados”. Este tipo de diseños no solo reduce nuestros desplazamientos, si no también las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y los riesgos a nuestra salud.
Desarrollar nuestra vida con cada espacio nos motiva a defender, cuidar y promover sitios más acordes a nuestra naturaleza social y psicológica; pues nuestro entorno también promueve el desarrollo de lo que somos. Con seguros SURA podemos conocer las tendencias sobre nuestro hábitat y recibir acompañamiento de especialistas y expertos que nos orientan para asegurarnos de vivir nuestro espacio y construir tejido social en él.