
Un 1 de mayo como hoy, pero en 1931, se inauguraba en Nueva York una estructura que
marcaría un antes y un después en la historia de las ciudades: el Empire State Building.
Fue, en su momento, la obra arquitectónica más alta del mundo, un símbolo de progreso,
ambición y visión urbana. Hoy, a casi un siglo de ese hito, sigue siendo un ícono. Pero, más
allá de su altura, representa algo aún más relevante para nuestro presente: la necesidad de
pensar las ciudades de forma integrada, sostenible y humana.
En un mundo que se urbaniza a ritmos sin precedentes, donde más del 56% de la población
mundial vive en ciudades (y se espera que para 2050 sea casi el 70%), la pregunta no es
solo cómo construimos hacia arriba, sino cómo planificamos hacia adelante.
Planificación urbana: una megatendencia para repensar el futuro
La planificación urbana ya no puede ser un ejercicio aislado entre ingenieros, arquitectos o
gobiernos. Es una megatendencia global que demanda enfoques colaborativos, evidencia
basada en datos, gobernanza transversal y tecnologías que no solo construyan ciudades
más grandes, sino más inteligentes, saludables, inclusivas y resilientes.
Hoy las ciudades enfrentan desafíos tan diversos como la desigualdad social, la
fragmentación territorial, la emergencia climática y las nuevas dinámicas demográficas.
América Latina, por ejemplo, sigue siendo la región más desigual del mundo, con un
coeficiente de Gini casi inalterado en más de una década. Y eso se traduce, también, en
desigualdad urbana: acceso dispar a servicios, movilidad limitada, salud condicionada por el
entorno y vulnerabilidad frente a fenómenos naturales.
Por eso, la planificación inteligente se convierte en una herramienta vital. Una que combina
infraestructuras duras (como redes eléctricas, sensores y plataformas digitales) con
infraestructuras blandas (como políticas públicas inclusivas, colaboración intersectorial y
participación ciudadana).
La verticalidad no basta: necesitamos visión de conjunto
El Empire State fue una respuesta a su tiempo. La ciudad crecía, necesitaba espacio, y
encontró la solución en la verticalidad. Hoy nuestras ciudades necesitan más que eso:
necesitan visión integral.
Una visión que priorice la salud urbana, con entornos que promuevan el bienestar y
reduzcan las brechas sociales, que abrace la diversidad cultural de las urbes actuales, y
que garantice el acceso equitativo a oportunidades sin importar el barrio o el código postal.
Porque la verdadera altura de una ciudad ya no se mide en metros, sino en su capacidad de
generar calidad de vida para todos sus habitantes.
En Suramericana lo vemos claro: las ciudades del futuro se construyen desde hoy
Desde nuestra perspectiva como compañía que cuida el bienestar y la competitividad
sostenible, creemos que hablar de planificación urbana es hablar de salud, de inclusión, de
adaptación y de corresponsabilidad. Es entender que cada decisión que tomamos hoy
—como empresa, como ciudadanos o como gobiernos— moldea los entornos en los que
viviremos mañana.
Así como el Empire State desafió los límites de su época, hoy nos corresponde a nosotros
desafiar los límites del pensamiento urbano. Porque más que rascacielos, necesitamos
ciudades pensadas desde el bienestar.
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