La crisis en la cadena de suministro de los semiconductores, que derivó de las restricciones de la producción durante la pandemia, impactó en automotrices y tecnológicas. ¿Cómo repercute la escasez de chips en Latinoamérica?
Un chip es un circuito electrónico integrado en un espacio milimétrico, que contiene cientos de miles de transistores que controlan y direccionan corrientes eléctricas y las convierten en instrucciones para otros componentes del equipo en el que se instala.
“La revolución de los chips se basa en que la miniaturización reduce enormemente los costos de fabricación, el peso y el espacio requerido, facilitando la creación de equipos pequeños, compactos, resistentes y livianos, fácilmente transportables y eficientes energéticamente”, explica Andrés Peláez, Director de la gestión de Tendencias y Riesgos de Entorno e Identidad de Suramericana.
Los chips hacen a los aparatos electrónicos cada vez más rápidos, capaces, y eficientes, materializando nuevos usos y funciones hasta hace unos años imposibles de realizar. En otras palabras: son el cerebro de cualquier equipo electrónico, desde teléfonos celulares, computadoras, televisores, consolas de videojuegos, microondas, autos, y muchos otros.
“Sin chips no es posible realizar muchas de las tareas que esperamos, como jugar o trabajar en línea, automatizar procesos, hacer cálculos complejos en poco tiempo, las videollamadas, gestionar redes inteligentes, entre tantas otras actividades”, indica Peláez.
El detrás de la escasez de chips
La fabricación de chips se vio afectada por las restricciones sanitarias del COVID-19. El especialista en Gestión Sostenible explica que, con el comienzo del confinamiento global, aumentó la demanda de equipos de cómputo, tabletas, celulares y electrodomésticos. Al enfrentarse a largos periodos encerrados y aislados, “la capacidad de trabajar y entretenerse en casa se convirtió en la prioridad para muchos”.
Fue el aumento de la demanda de equipos electrónicos, sumado a la caída en las ventas de vehículos -también a raíz de las limitaciones de la movilidad durante la pandemia-, la combinación que hizo que las empresas fabricantes de microchips priorizaran la producción de chips para equipos caseros y suplir la demanda en detrimento de aquellos destinados a autos, motos, y equipos industriales.
El giro está en que, a fines del 2020, la industria automotriz comenzó un proceso de recuperación de ventas a un ritmo mayor al previsto y, en consecuencia, aumentaron los pedidos de partes a proveedores de chips para suplir la demanda. Esto y la revolución del 5G, que irrumpió en el mercado global con intenciones de quedarse, y realizó grandes pedidos para abastecer sus inventarios, contribuyó a que oficialmente haya una insuficiencia de chips en el mercado.
John Neuffer, presidente de la Semiconductor Industry Association, aclara que más que escasez, debería hablarse de un déficit. “Los fabricantes de semiconductores incrementaron sustancialmente la producción, alcanzando cifras de unidades distribuidas y vendidas récord, sin precedentes, para responder a la alta demanda”, ilustra.
Repercusión en Latinoamérica
Al tratarse de una región principalmente importadora de tecnología, con una fuerte industria ensambladora de autos en varios países, principalmente México y Brasil, y una importante industria aeronáutica en este último, los impactos de este déficit de chips repercuten en más de un aspecto. Peláez enumera algunos de ellos:
- Aumento de los precios de los equipos (celulares, tabletas, computadoras, consolas, relojes inteligentes, vehículos, entre otros).
- Aumento de los costos asociados a los largos períodos de espera para adquirirlos (inflación, depreciación, costo de oportunidad, y almacenamiento).
- La falta de chips, junto con la crisis de las cadenas de abastecimiento, causaron disrupciones en los procesos de ensamblado, distribución y venta de vehículos en la región.
- Mano de obra: al tener que adaptarse a una producción con escasez de partes, se vieron afectados los ingresos, y los turnos de trabajo, de los empleados.
- Retraso laboral-industrial: dicho déficit puede retrasar proyectos de modernización, aumentando los presupuestos y los tiempos de retorno de las inversiones planeadas, restando competitividad a las empresas, con el consecuente impacto en la recuperación económica y de los niveles de empleo en la región.
“Los cierres a raíz de la pandemia fueron una especie de catalizador para que países y empresas reevalúen su dependencia en proveedores lejanos o únicos, y el costo ya no es la variable principal para la toma de decisiones. Estas consideraciones abren la puerta a la innovación empresarial, la adaptación y nuevas propuestas de valor para los clientes”, revela el experto de Suramericana.
Desde un análisis macro, Latinoamérica podría estar en una “posición privilegiada para aprovechar los procesos de nearshoring y reshoring de las grandes empresas estadounidenses y europeas, deseosas de diversificar sus cadenas de suministro. Al mismo tiempo que países como México podrían convertirse en fabricantes de chips para suplir la demanda, aumentando transferencia tecnológica y valor agregado a sus productos”, profundiza Peláez.
El diagnóstico de cara al futuro
La industria advierte que cerrar la brecha actual entre demanda y oferta tomará varios meses, mientras potenciales inversiones se materializan. En concreto, se estima un plazo que podría oscilar entre 18 y 24 meses. Analistas advierten que, a pesar de anuncios de inversiones multimillonarias, el sector suele presentar déficits históricos en inversiones para mejorar la capacidad.
“La escasez persistirá hasta 2023”, admitió Pat Gelsinger, CEO de Intel, en una entrevista con Forbes. “La industria se está intensificando y estamos impulsando una mayor eficiencia en las cadenas de suministro, pero se necesita mucho tiempo. Es un desarrollo muy costoso y complejo, no se puede simplemente prender un interruptor para tener más capacidad”, concluyó.
Cualquier empresa que apunte a tener un rol líder, o tener influencia de algún tipo, en el sector, debe estar atento y al día sobre la evolución de fenómenos como lo es el déficit de chips. En este sentido, Seguros SURA analiza, estudia y anticipa las tendencias de la región, para poder anticipar, formar, y recrear jugadas exitosas, colaborando, así, con el desarrollo y crecimiento de esta.