Las ciudades no paran de crecer: según el Smart Cities Council, en la actualidad el 54,7 % de la población mundial vive ellas. Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que para el año 2050, esta cifra llegará al 70 %.
La alta densidad poblacional ha modificado, entre otras cosas, la manera en cómo las personas viven y se desplazan por las ciudades, pues cada vez toma mayor relevancia pensar en entornos más habitables y seguros para el individuo. De esta forma, el auto va perdiendo protagonismo en las urbes y son los actores viales como el pasajero, los peatones o los ciclistas los que empiezan a tomar una voz más activa.
Además de lo anterior, las altas cifras de accidentalidad vial alrededor del mundo también han impulsado esta resignificación de los actores. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren cerca de 1.3 millones de personas en las carreteras del mundo, y más de la mitad de ellas son peatones y ciclistas.
Los gobiernos, entendiendo esta nueva tendencia, han empezado a invertir en infraestructura que promueva la movilidad segura y sostenible, así como en fortalecer medios de transporte alternativos al auto particular. Tal es el caso de ciudades como Berlín (Alemania) y Auckland (Nueva Zelanda) que, según la empresa de análisis de datos Kantar, son líderes en movilidad urbana gracias a su variedad en transporte público que, además, es de fácil acceso y económico.
Igualmente, Kantar destaca en su estudio que ciudades como Tokio, Beijing y Singapur también han hecho un trabajo destacado a la hora de fomentar la movilidad ecológica de sus habitantes, logrando una baja proporción de conductores individuales frente a la gran cantidad de personas que se desplazan por la ciudad caminando, en bicicleta o usando el transporte público.
Sin embargo, no solo los gobiernos han realizado cambios para proteger a los actores viales: algunas compañías del sector automotriz se han unido en esta tarea. Por ejemplo, desde 2018, Nissan desarrolla el sistema de movilidad Seamless Autonomous Mobility (SAM): basado en la inteligencia artificial, busca hacer realidad la movilidad autónoma y los vehículos cero emisiones y accidentes.
Los anteriores casos demuestran que de a poco la sociedad ha cambiado sus intereses y que las nuevas generaciones cada vez privilegiarán más el uso de transportes alternativos, como la bicicleta o el transporte compartido, a la adquisición de los vehículos personales. De igual forma, las entidades gubernamentales no solo han comprendido la necesidad de devolverles la ciudad a las personas, sino también de educar a todos los actores viales en la importancia de actuar de manera responsable en las calles, pues son los individuos y no los vehículos los que están en constante interacción.
Esto implica que, en un futuro cada vez más cercano, serán más las ciudades que desarrollarán espacios urbanos más habitables para las personas y que la tecnología ejercerá su rol como aliada a la hora de fortalecer sistemas de transporte público integrado que garanticen una movilidad más eficiente.
Es un hecho que la sociedad está cambiando y con ella también se transforma la manera en la que las personas se mueven por las calles. Entender que cada acción cuenta a la hora de mantener la seguridad en la vía es esencial para construir espacios de movilidad segura y sostenible.