Tras la vivencia de la pandemia, las personas en Latinoamérica apuntan a una nueva forma de alimentarse y sentirse bien. Qué opinan, piensan y cómo actúan.
Después de la pandemia, ya nada es lo mismo. Hábitos, costumbres y formas de hacer se ven transformadas por nuevas creencias y modelos que llegaron para quedarse. Entre todas, la alimentación es uno de los focos que las personas ya no deciden al azar.
Varios estudios resaltan que, en América Latina, el cambio ya está en acción. Por ejemplo, una encuesta realizada por Haystack resaltó que los ingredientes más limpios y naturales que benefician a la salud juegan un rol clave en la decisión de compra del consumidor en América Latina.
Dicha encuesta resalta que 1 de cada 3 consumidores presta mucha atención a una dieta saludable y casi 4 de cada 5 consideran aspectos de salud al comprar alimentos. Por otro lado, 3 de cada 5 consumidores revisan la información nutricional y la lista de ingredientes antes de comprar.
Juan Andrés Jaramillo, Gerente Riesgos en Salud en Seguros SURA, sostiene que como parte de esta alimentación consciente, adicional a la búsqueda de bienestar personal, “hoy en día hay una mayor preocupación por saber qué se come, de dónde viene el alimento y cómo es que éste llega a nuestra mesa”.
“¿Cómo se cultiva? ¿Se usan químicos? ¿A dónde van los desechos? Ésas son preguntas que se hacen hoy muchas personas antes de elegir el alimento”, profundiza Jaramillo. Claramente, -remarca-, esto “está asociado a una búsqueda, no sólo del bienestar personal, sino también del cuidado del medio ambiente y del planeta”.
Por otro lado, estos cambios en la alimentación no se dan de manera aislada. Son fomentados por nuevos hábitos y costumbres que adoptaron las personas luego de la pandemia. De acuerdo a una encuesta de BCG sobre tendencias del consumidor, el 55% de los encuestados confesaron no volver a tener los mismos hábitos previos a la pandemia. Así es como los cambios de comportamientos -según el estudio- se perfilan hacia la salud y el bienestar, la comodidad de la vida digital, las actividades presenciales y las tareas del hogar.
“Además de cuestiones como la alimentación y el ejercicio asociados al bienestar, también hay una tendencia creciente de dormir bien, es decir, conciliar un descanso reparador”, agrega Jaramillo.
El poder de la información
Dentro de los grandes cambios que conllevaron a la creación de nuevos consumidores saludables, está la conciencia de poder elegir los alimentos. “Muchas personas se están dando cuenta del poder que tienen a la hora de elegir sus alimentos, y reclaman cada vez más su derecho de tener a disposición alimentos más nutritivos y naturales, así como información confiable en los envases de los productos industrializados”, explica a Asegúrate de Vivir Mariana Patrón Farías, experta en consumo saludable y Directora de Nutrim, consultora especializada en programas de alimentación saludable.
Indagar, estudiar, preguntar y corroborar, se convirtieron en las nuevas acciones de los consumidores saludables, que ahora se enfocan en la información de lo que consumen. Ya no eligen simplemente por ser una marca reconocida o los colores de la etiqueta. Hoy, apuntan a datos concretos: “Las personas buscan conocer lo que comen, hay una lectura de etiquetas cada vez más frecuente, se informan y quieren elegir sus alimentos de forma consciente”, agrega Patrón Farías.
Sumada a la búsqueda de información, hay un factor fundamental que contribuyó a esta tendencia. Una fue la expansión de los medios de comunicación: “El avance de la tecnología y la generación de contenidos en las redes sociales, portales y artículos contribuyeron a que las personas tengan información al alcance de su mano y conozcan aún más lo que están comiendo”, comparte la nutricionista Camila Romeo, miembro del equipo de nutrición de New Garden, cadena de tiendas de alimentos naturales de Argentina.
La cadena de beneficios
Un cambio de mentalidad significa un cambio de hábito. Un cambio de hábito conlleva a la generación de otros. El consumo saludable parte del cambio de creencia de las personas que hoy ponen al bienestar de su salud, al mismo nivel de otras prioridades como la familia o el trabajo.
Así fue como la cuarentena concientizó la importancia de hacer ejercicio, de comer mejor (cocinarse mejor) y buscar un equilibrio en la vida profesional y personal. “Luego de la pandemia, las personas tomaron esa crisis como oportunidad de cambio, y se hicieron plenamente responsables de sus elecciones”.
En sintonía, Romeo afirma que las personas comenzaron a entender que el autocuidado y la salud “está atravesada por un montón de factores” y que no se trata simplemente de ir al médico cuando la persona está enferma o se siente mal, “sino más bien tener una mirada de prevención y entender que, esa mirada, se debe en gran parte a la alimentación y a cómo nos alimentamos nosotros”.
De esta manera, las acciones comienzan a notarse. Según la experta en consumo saludable, las personas “aprendieron a cocinar un poco más” y resalta que las dietas basadas en plantas han ganado espacio “por sus beneficios para las personas y el mundo en el que vivimos”.
En sintonía, Romeo subraya que la planificación se convirtió en una actividad más para las personas que, además de estudiar o trabajar, “se encargan, planifican y se organizan en la comida, utilizan mucho el freezer y la conservación de alimentos y no caen en el delivery, en la comida rápida o chatarra”.
Veganos y vegetarianos
Además, la miembro del New Garden, revela que la elección de los más jóvenes se vuelca a alimentaciones veganas o vegetarianas en donde “está comprobado que el valor nutricional de este tipo de alimentación es bastante aumentado y que tienen múltiples beneficios”.
Al camino del pensamiento, la elección y la acción, se le suma la otra pata al cambio de los consumidores: la oferta. Cada vez más, hay nuevas y mejores opciones para que los nuevos consumidores tengan opciones variadas y se acoplen a sus necesidades. “Hay un mercado mayor para quienes ofrecen productos naturales, agroecológicos, orgánicos y productos de origen vegetal”, comparte Patrón Farías.
Estos comienzan a aparecer más seguido dentro de la lista de compras. “Se comienza a incluir alimentos que antes era impensado encontrar en una casa, como por ejemplo legumbres, semillas, quinua o condimentos que quizás, antes, no las conocían y ahora son súper comunes y con gran valor nutritivo, que suman un montón a la alimentación familiar y personal” finaliza Romeo.
Así es como, los nuevos consumidores saludables utilizan su libertad para decidir aquello que les gusta y, sobre todo, les hace bien.