Han cambiado la vida de muchas parejas; sin embargo, estos tratamientos son un camino que hay que tomar con conciencia y con los pies bien puestos en la tierra.
1. Háganse la pregunta: ¿Realmente queremos tener un hijo?: Aunque la respuesta automática sea “claro que lo queremos”, habría que aprovechar el momento para que cada uno se lo plantee desde el corazón y defina cuál es la motivación. “Que mis padres quieren ser abuelos”, “que todos mis amigos ya tienen hijos”, “que mi pareja quiere”, “que soy menos hombre o mujer si no tengo hijos”, “que no voy a tener quien me cuide en el futuro”, no son respuestas válidas. Tener y criar un hijo es un asunto serio, costoso y demandante que requiere todo el amor y la motivación para acompañar el crecimiento de niños sanos y felices.
2. Prepárense bien y juntos: El camino en la búsqueda del embarazo comienza, por lo menos, seis meses antes de iniciar el tratamiento de fertilidad propiamente dicho. La pareja debe hacer una cita preconcepcional en la que se evalúa el estado de salud de ambos. Además, la futura madre inicia el consumo de ácido fólico para asegurar que el sistema nervioso central y el cerebro del bebé se desarrollen correctamente.
Si eres mujer, te debes realizar estos exámenes:
- Hemograma completo.
- VIH, hepatitis, sífilis y presencia de defensas contra citomegalovirus.
- Tiroides.
- En mamás vegetarianas o veganas, se realizan exámenes adicionales para asegurarse que no haya deficiencia de hierro o vitamina B12.
Además, te debes aplicar las vacunas contra rubéola y hepatitis, en caso de que no lo hayas hecho.
Si eres hombre, debes realizarte un espermograma en caso de que hace mucho estén buscando un bebé y no hayan logrado quedar en embarazo.
3. El peso de los dos importa: El sobrepeso dificulta los tratamientos de fertilidad. Por un lado, la mujer no ovula normalmente y el embarazo se puede atrasar. También hay que tener en cuenta que las mujeres en embarazo pueden ganar kilos y, si hay demasiado sobrepeso, se aumenta el riesgo de preeclampsia y de diabetes gestacional.
En el caso de los hombres, varios estudios señalan que, si al engendrar sus hijos los hombres sufren de sobrepeso, pueden transmitirles el gen de la obesidad. Pero, si previo a la fecundación se han sometido a procesos de reducción de peso, el gen no se transmite al niño.
En el otro extremo, una madre con peso insuficiente y carencias nutricionales pone en riesgo el desarrollo del bebé. Las quince primeras semanas de vida del niño condicionan el resto de su vida y, por ello, la mamá debe tener los nutrientes suficientes para que ambos estén sanos.
4. Ojo con el estrés: Darte cuenta de que no puedes tener hijos, genera estrés. Decidir buscar ayuda y el tratamiento, en sí mismo, genera ansiedad. Tus expectativas y las de los demás, te angustian. Y tener relacionas sexuales cuando “toca”, desgasta emocionalmente a ti y a tu pareja.
En resumidas cuentas, la fertilización es un proceso difícil, con el agravante de que uno de los peores enemigos de un embarazo exitoso es precisamente ese: el estrés.
Por eso es muy importante que las parejas sean conscientes de la carga emocional que rodea todo el asunto: desde darse cuenta que es difícil tener hijos hasta asumir rutinas de inyecciones, relaciones programadas, familia y amigos opinando y preguntando.
5. El conocimiento, el mejor aliado: Estar bien documentados en cómo funciona el cuerpo, qué es lo normal, qué no lo es, cuáles son las estadísticas, qué se puede esperar y qué no, ayuda a empoderar las parejas, a disminuir la ansiedad y a tener mayor control sobre lo que está ocurriendo. Preguntar sin pena a los profesionales de la salud y buscar fuentes confiables es una forma de asumir el proceso con la cabeza y disminuir el dominio de las emociones.
Evita resolver en internet las dudas que tengas acerca de los tratamientos de fertilidad y el embarazo. Pregúntale a tu médico. Él te dará la mejor respuesta.
Cuídense y quiéranse como pareja
En un tratamiento de fertilidad muy importante que, entre ambos, manejen los altibajos anímicos alrededor del proceso. Estas son algunas recomendaciones que pueden ser de ayuda:
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Refuercen los lazos. Sean aliados, compinches, amigos y confidentes. Este es un asunto de dos y entre dos. Así los retos son menos intimidantes.
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Bajen las expectativas. Un tratamiento de fertilidad puede tardar hasta un año en dar resultados. Tener paciencia y darle tiempo a la naturaleza para que actúe es el curso más sensato. Que nosotros tengamos afán no va a acelerar el asunto.
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Tengan una esperanza razonable. Si bien los tratamientos de fertilidad aumentan la probabilidad de un embarazo, su efectividad no es del cien por ciento. Es importante ser positivos, pero no olvidar que existe la posibilidad de que el embarazo no se dé.
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Eviten obsesionarse. Sí, el proceso de buscar un hijo es un evento mayor en la vida, pero no es el único. Es fundamental que generen espacios de ocio y diversión, no solo como futuros padres, sino como amigos y compañeros de vida.
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Busquen ayuda médica. El proceso de fertilidad no es fácil, se logre o no se logre el objetivo final. Por ello es recomendable buscar ayuda externa y especializada que les permita trabajar, tanto individualmente como en pareja, las dificultades e interrogantes que se presenten en el proceso.
El contenido hace parte de la revista 5 sentidos y fue realizado por: Victoria Arango Buitrago, ginecobstetra. Martha Cecilia Echeverri Ramírez, psicóloga y sexóloga.