Buscar la inmunidad a través del contagio no puede ser una opción en la actualidad, porque todavía se desconocen datos sobre la duración e intensidad de la respuesta inmune ante la COVID-19. Superar un primer contagio no es garantía para estar a salvo y la comunidad científica no tiene claro, al día de hoy, cuál es el periodo de inmunidad ni el grado de protección que gozan las personas después de haber sido contagiados.
“Permitir el contagio para lograr la inmunidad no es una opción en la lucha contra el coronavirus” afirma la Organización de Naciones Unidas (ONU). La COVID-19 es un virus muy nuevo que requiere mayor atención y cuidado antes de emitir soluciones empíricas y sin fundamento científico. La Organización Mundial de la Salud (OMS), también manifiesta su postura frente a soluciones sin control o comprobación:
“Los intentos por lograr la inmunidad colectiva mediante la exposición de las personas a un virus son científicamente cuestionables y contrarios a la ética. Permitir que la COVID-19 se propague entre las poblaciones de cualquier edad y estado de salud dará lugar a infecciones, penurias y muertes innecesarias.
Cuando un virus o bacteria ataca nuestro cuerpo, el sistema inmune toma información del ente patógeno para conocerlo, a la vez que lo ataca para desarrollar anticuerpos que le permitan prepararse para cuando vuelva a presentarse, es así como el cuerpo se asegura de que éste no lo tome por sorpresa y pueda neutralizarlo basado en los datos recogidos por la información suministrada por medio de las vacunas.
A esa preparación es lo que llamamos inmunidad y dependiendo del grado de reconocimiento que tenga el cuerpo de ese enemigo (COVID-19) nos permitirá durante un tiempo:
- Contar con un escudo para evitar que el virus nos infecte.
- Tener las herramientas necesarias para que, en caso de que el virus nos logre contagiar, la enfermedad se manifieste de una forma leve.
De manera similar operan las vacunas en nuestro sistema inmune que utiliza información del virus para forzar la producción de anticuerpos que le permitan combatir futuras infecciones. Este método se utiliza en personas que no han sido contagiadas con el fin de controlar la mortalidad o gravedad de posibles síntomas. Para nuestra salud siempre será recomendable acceder a métodos comprobados y que las estrategias sin control científico como aspirar a una inmunidad por contagio, se puedan regular”
Evitar la propagación del virus, a través de hábitos de bioseguridad y distanciamiento social, sigue siendo la estrategia principal que podemos hacer todas las personas por la salud pública La inmunidad sólo es posible, por ahora, a través de la vacunación. Para asegurarnos de vivir con responsabilidad social, Seguros SURA nos asesora y acompaña para adquirir hábitos de cuidado, prepararnos para acceder a la vacunación y continuar protegiendo a los demás, como lo hacemos con nosotros mismos.