Mito 1. Tener cáncer es igual a morir
No. Con la llegada de la radioterapia, la quimioterapia, la terapia dirigida y la inmunoterapia, hoy las personas con algún tipo de cáncer tienen más probabilidades de superarlo. Además, los avances tecnológicos permiten una detección temprana para actuar cada vez más pronto.
No. El 95% de los casos están relacionados con los hábitos de vida de los pacientes. Solo en el 5% es hereditario y está relacionado con la historia individual de cada paciente y de su familia.
Sí. Niños, jóvenes y adultos son propensos a presentar esta enfermedad. Puede desarrollarse en cualquier órgano del cuerpo –a excepción de la córnea–, aunque hay unos que son más susceptibles: la mama en las mujeres, la próstata en los hombres y el pulmón en los fumadores.
Mito 4. Los factores de riesgo son iguales para todos los casos
No. Cada tipo de cáncer tiene su principal factor de riesgo. Sin embargo, hay hábitos o situaciones que aumentan la posibilidad de padecer la enfermedad. Estos son:
- Tabaquismo.
- Obesidad.
- Infecciones bacterianas como Helicobacter pylori, virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y hepatitis viral.
- Exposición a sustancias cancerígenas como asbesto, hidrocarburos, metales pesados, arsénico, formaldehídos, entre otros.
- El sexo no seguro (posibilidad de adquirir el virus del papiloma humano).
- Contacto constante con gases, vapores y la contaminación.
Solo si se come todos los días en grandes cantidades. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, comer al día más de 300 gramos de carnes rojas o 50 gramos de embutidos o carnes procesadas incrementa el riesgo de desarrollar cáncer de colon.
En el caso de los pacientes obesos no es tan fácil determinar las causas del cáncer de colon porque, además del exceso de consumo de carne, la enfermedad también se puede presentar debido a trastornos en el metabolismo generados por malos hábitos alimentarios.
Depende del tipo de cáncer. Hay algunos que se demoran muchos años en desarrollarse: el paciente no presenta síntomas, y cuando es diagnosticado en la mayoría de los casos la enfermedad está muy avanzada. Hay otros tipos, como el linfoma de Burkitt, que pueden crecer y extenderse muy rápido en pocas semanas. En general, los pacientes con un cáncer metastásico pueden vivir más de un año.
Sí. Uno de los efectos secundarios de la quimioterapia es la fatiga; es decir, iniciar una actividad y pronto tener que suspenderla porque no se tiene la energía suficiente para continuar. Asimismo, el tratamiento puede causar deshidratación, pues algunos de los medicamentos, como la fluoropirimidina o la capecitabina, causan diarrea o vómito, aunque este último cada vez es menos frecuente gracias a los nuevos medicamentos antivómitos que mejoran mucho la sensación de náuseas en los pacientes.
No. Cada situación es diferente; varía de acuerdo con las personas y su tratamiento. Por ejemplo, los pacientes con leucemias agudas, debido a la toxicidad de la enfermedad, reciben quimioterapias más fuertes y los tiempos de hospitalización suelen ser más largos y frecuentes porque son más propensos a adquirir una infección. Por esta razón, deben suspender sus actividades diarias.
En el caso de los pacientes con quimioterapia normal, con drogas como fluoropirimidina pueden continuar con su vida. Solo deben dejar sus actividades el día que reciben la quimioterapia.
No, en la mayoría de los casos. Lo importante es seguir las recomendaciones del médico tratante y no excederse en los tiempos o en las cargas. A las personas que tienen suficiente energía para realizar alguna actividad física, se les recomienda que se ejerciten porque la liberación de endorfinas es beneficiosa durante el proceso de quimioterapia.
No. Uno de los principales mitos que existen alrededor de la enfermedad es que las células cancerosas se alimentan de azúcar y que si se deja de consumir, estas no se multiplicarán más. Sin embargo, no solo las células cancerosas se alimentan de azúcar, también las buenas, y si las primeras no encuentran azúcar se van a alimentar de cualquier otro tipo de sustancia presente en el cuerpo.
Sí. Las uñas son una extensión de células muertas de la piel, por eso la decoloración que ocurre en estas a causa de la quimioterapia es normal. Algunos tratamientosmuy fuertes pueden destruir la estructura de las uñas.
El 70% de los pacientes con cáncer viven con la enfermedad cerca de cinco años.
La quimioterapia puede cambiar el apetito: en algunos casos lo disminuye y en otros lo aumenta. Por eso, no es cierto que durante las terapias contra el cáncer siempre se pierde peso, por el contrario, son más los pacientes que lo aumentan.
El contenido hace parte de la revista 5 sentidos y fue realizado por: Mauricio Lema; oncólogo.