Nuestro espacio habitado se transforma a la par que nuestro pensamiento y formas de relacionarnos con la naturaleza: el espacio público, las personas y todo lo que nos proporcione bienestar. Cambiamos, porque no estamos solos. conformamos una red que día a día busca mayor bienestar en un entorno que se adapta junto a nosotros y por el cual, nos aseguramos de vivir más conectados con lo que somos.
¿Qué entendemos por hábitat? para comprender este concepto en la actualidad y explorarlo más allá del lugar físico que nos sirve de cobijo, partiremos de la definición que nos proporciona el diccionario de la Real Academia Española sobre esta palabra.
hábitat:
Del lat. habĭtat, 3.ª pers. de sing. del pres. de indic. de habitāre ‘habitar’.
1. m. Ecol. Lugar de condiciones apropiadas para que viva un organismo, especie o comunidad animal o vegetal.
2. m. Ambiente particularmente adecuado a los gustos y necesidades personales de alguien.
3. m. Urb. Espacio construido en el que vive el hombre.
Estas acepciones hacen referencia a espacios adecuados, que pueden ser construidos, o no, que tienen condiciones adecuadas a nuestros gustos y necesidades. El espacio, como hábitat, afirma la revista especializada Cardinalis de la Universidad Nacional de Córdoba, “no es fijo, se está redescubriendo como producido, mutable; como una compleja expresión de las relaciones sociales”.
Para nuestra humanidad es fundamental la cercanía e intercambio con otras personas que no es fácil concebir lo rural y lo urbano de manera separada. Cada vez estamos más cerca e intercomunicados. Afirma Neil Brenner que “las geografías de la urbanización(…) están adquiriendo morfologías nuevas y de mayor envergadura, que perforan, atraviesan y hacen estallar la antigua división entre lo urbano y lo rural” y nos une como una gran constelación de relaciones e intercambios sociales.
Hablar de hábitat es explorar el mundo, más allá del techo o las paredes que nos rodean, es conectar con nuevas relaciones y experiencias. Con seguros SURA podemos tener la certeza de estar tranquilos y protegernos más allá de los objetos o espacios que nos proporcionan mayor bienestar y armonía.