El estrés es una reacción de nuestro organismo que puede alertarnos ante situaciones en las que debemos responder para resolver problemas, evitar el peligro y realizar nuestras metas; sin embargo puede presentarse con mayor intensidad, llevándonos a somatizar la tensión que nos originan múltiples circunstancias a las que debemos atender y que al ser constante o frecuente puede afectar nuestra salud física y mental.
Según la Enciclopedia Nacional de medicina de los Estados Unidos, MedlinePlus, “El estrés es un sentimiento de tensión física o emocional. Puede provenir de cualquier situación o pensamiento que lo haga sentir a uno frustrado, furioso o nervioso”. La reacción que nuestro cuerpo presenta se debe a una serie de hormonas que son liberadas y que tienen como propósito mantenernos alerta, tensionar nuestros músculos y acelerar nuestro ritmo cardíaco con el fin de prepararnos para responder ante amenazas que nos acechen. Que esto suceda, ante el peligro inmediato es muy positivo; pero cuando es permanente y no se libera la tensión, nos perjudica.
Cuando el estrés llega para quedarse mucho tiempo en nuestra vida, las afectaciones no tardan en presentarse en nuestra salud física y mental ocasionandonos cambios corporales como en la piel, nuestro peso, el ritmo cardiaco, diabetes; etc. También se manifiesta en cambios emocionales, desorden del sueño, cambios en nuestros hábitos alimenticios, irritabilidad, dolores musculares y de cabeza; cansancio, pérdida de memoria; entre muchos otros síntomas que al ser detectados lo más recomendable es atenderlos cuanto antes.
Por lo general, las múltiples tareas diarias y el poco tiempo que percibimos o con el que realmente contamos para atenderlas pueden ser determinantes para sentirnos abrumados; para ello, una de las posibilidades que tenemos para remediarlo es continuar con nuestras rutinas o establecer tareas que vayamos evacuando; sin embargo otras recomendaciones nos pueden ser de utilidad, como estas que proporciona la Sociedad Americana Contra el Cáncer:
- Establezcamos prioridades. Decidir qué cosas se deben hacer y qué cosas pueden esperar y aprender a decir no a tareas nuevas si estamos abrumados.
- Mantengámonos en contacto con personas que pueden proporcionar apoyo emocional y de otra índole. Pidamos ayuda a los amigos, la familia y la comunidad, u organizaciones para reducir el estrés debido a responsabilidades laborales o asuntos familiares, tal como el cuidado de un ser querido.
- Tengamos tiempo para hacer actividades relajantes que disfrutemos como leer, meditar o realizar jardinería.
- Evitemos pensar obsesivamente en los problemas. Enfoquémonos en lo que hemos logrado, no en lo que aún no hemos podido hacer.
- Hagamos ejercicio con regularidad. Una caminata moderada de solo 30 minutos por día puede ayudar a levantar el ánimo y reducir el estrés.
Sabemos que los baches, los tropiezos y las dudas, son parte de la vida y de ellos surgen los cambios y las transformaciones. Promover el bienestar de nuestra salud mental es algo que podemos hacer acompañados por seguros SURA, pues con un equipo de profesionales podemos prevenir o aprender más sobre los cuidados que debemos tener con nuestra salud física y mental.