Antes de adquirir el hábito de reciclar, seamos conscientes de los residuos que van a dejar los productos que deseamos comprar. ¿Es realmente necesario empacar las frutas o verduras en recipientes plásticos y de poliestireno? ¿Podemos elegir el tipo de envase a la hora de comprar una bebida? Somos responsables del impacto ambiental desde antes de separar nuestros desechos.
Preguntarnos por la cantidad de usos que tendrá el empaque que viene incluido con el producto que consumimos, es una forma consciente de reducir el daño ecológico y asegurarnos de vivir en un hábitat más limpio. Según un informe de la ONU, “13 millones de toneladas de plástico son vertidas en los océanos cada año, afectando la biodiversidad, la economía y potencialmente nuestra salud”.
“El mundo necesita urgentemente repensar la manera en que se manufactura, se usa y se maneja el plástico” y para ello, formular preguntas al respecto, nos ayudará a reflexionar y cambiar nuestros hábitos por acciones más amables con nuestro entorno. Por ejemplo: ¿Cuántos años nos quedan para cubrir la totalidad del océano con desperdicios? Ser conscientes del daño ambiental que producen nuestras visitas al supermercado y buscar información para remediarlo, es un gran avance al respecto.
Nuestras acciones como individuos son muy importantes para reducir el deterioro ambiental; pero también necesitamos “que los gobiernos promulguen políticas fuertes que empujen hacia un modelo más circular de diseño y producción de plásticos”, Afirma la ONU. Hacerlo promueve prácticas colectivas en todos los municipios: sitios especializados para arrojar o recuperar los residuos.
A partir de la creación de políticas públicas se dinamiza la voluntad de las empresas y de las personas para reducir el daño ambiental y buscar alternativas para contribuir y promover prácticas y hábitos más favorables al medio ambiente. Por ejemplo, la separación de desechos orgánicos, reciclables e inservibles, a nivel de ciudad, motiva a las personas a continuar haciéndolo en todo lugar.
Algunas recomendaciones, según la Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que podemos realizar para fomentar hábitos previos al reciclaje, son:
- Llevar siempre una botella de agua reutilizable, no plástica. El reto es evitar que nuestra botella sea una de entre el millón de botellas de plástico que se compran cada minuto en todo el mundo.
- Evitemos los globos en fiestas y celebraciones. Los desechos pueden ahogar y estrangular a los animales marinos.
- Conservemos algunas bolsas reutilizables enrolladas en casa, en el trabajo y en nuestro bolso.
- Descartemos la brillantina que, aunque atrae por su brillo y tamaño, este microplástico puede ser confundido con el alimento de los peces.
Optemos por envases sin plástico en la medida de lo posible - Recicla tu plástico existente y reduce su uso, ten en cuenta que los plásticos biodegradables no se degradan completamente. ¿Por qué no pedimos en nuestro restaurante favorito que reemplacen los envases de plástico por alternativas sostenibles?
En medio de un mundo que cambia, los seguros de SURA también lo hacen. No solo aseguramos lo que consideramos hogar, sino además la manera como nos relacionamos con el entorno. Adecuar nuestros hábitos a partir de la reflexión y el conocimiento, nos permite implementar estrategias más conscientes para el cuidado de nuestra vida.