La salud no se queda por fuera de una sociedad en la que estamos conectados todo el tiempo y la información fluye de manera constante. Hoy, el acceso a los datos de salud se ha democratizado y ante la más mínima duda médica hay millones de sitios dispuestos a entregar su versión de forma inmediata y en cualquier momento.
La conectividad y el acceso permanente a la información impulsó a las personas a hacerse más responsables del cuidado de su salud de manera integral, buscando un equilibrio entre lo físico, lo mental y lo espiritual, al tiempo que encontraron en las redes sociales un gran aliado en esta búsqueda.
No necesitar pedir citas médicas o esperar un diagnóstico de cualquier tipo parece ser tentador, al punto que, según la editorial médica Elsevier, el 65 % de los usuarios ha indagado sobre temas de salud en internet en los últimos meses. Sin embargo, la búsqueda en medios digitales no acreditados es un arma de doble filo: el 88 % de los influenciadores de fitness, nutrición, salud y deporte en redes sociales da consejos errados sin respaldo científico, ni avalados por comunidades de profesionales, según datos de una investigación de la universidad de Glasgow en Escocia.
Sin embargo, la conectividad también dio paso a avances importantes y con respaldo científico, como la telemedicina, que ha sido un aliado importante a la hora de generar un mayor acceso a la salud en comunidades alejadas geográficamente o en casos de contingencia, como durante la propagación del COVID-19.
En el caso de la pediatría, por ejemplo, la telemedicina ya es una opción viable, pues permite tener información profesional y de una forma más inmediata, sin necesidad del desplazamiento a centros médicos u hospitalarios.