La búsqueda del equilibrio y la reconexión con la simpleza de lo diario son las premisas de un estilo de vida en el que el estatus ya no lo da el tener sino el “ser”. La meditación es un excelente para conseguirlo.
Según expertos de Asegúrate de Vivir de SURA, en una época de cambios marcada por grandes avances científicos, como la que hoy transitamos, la sociedad tiende a volver a la esencia de lo simple, de lo natural y de lo espiritual, en una búsqueda de un estado armónico entre la mente, el cuerpo, el espíritu y el entorno. Es en esta búsqueda en la que la meditación aparece como vehículo para alcanzar el equilibrio.
“La meditación como el arte de conectar mente, corazón y cuerpo, logrando que donde esté este último esté también el primero, es una herramienta que, practicada de manera constante, crea un cambio en tu estructura mental que aporta paz y serenidad a la vida”, resume Janed Rivera Restrepo, Líder de Desarrollo Con la Gente Consultores.
La meditación crece en Latinoamérica
Esta práctica milenaria es un regalo de oriente a un Occidente cargado de consumismo y, en Latinoamérica, funciona como una herramienta indispensable para iniciar un cambio significativo en la filosofía y en la calidad de vida.
“Somos una región aquejada por situaciones sociales, económicas, y culturales que minan la mente y generan niveles de estrés, ansiedad y angustia inimaginables. Estamos dentro de las regiones del mundo con más altos niveles de suicidio, además de la presencia de trastornos mentales como la ansiedad y la depresión”, explica Rivera Restrepo.
Según la OMS, las afecciones mentales y neurológicas conforman casi una cuarta parte de las enfermedades en América Latina y el Caribe. Y, según una investigación llevada a cabo por la aplicación Pura Mente, ocho de cada diez personas de Latinoamérica comienzan a meditar debido a altos niveles de estrés laboral y familiar.
“La buena noticia frente a este panorama poco alentador es que, en la región, estamos concientizando cada vez más la necesidad de generar transformaciones de fondo que nos permitan hacer frente a estas realidades, dándonos herramientas para transitar y gestionar, las emociones, y alcanzar mayores niveles de bienestar”, contrapone Rivera Restrepo.
Qué es la meditación: su significado e influencia
“Meditar es conectar con nuestra respiración, con nuestro principio de vida”, indica Laura García Radresa. La terapeuta holística explica que la meditación es el medio para conectar con todos los cuerpos de nuestro ser multidimensional, y es a partir de esta unión trascendental que aparecen las respuestas a los problemas y se iluminan los caminos hacia la sanación.
La meditación permite estar en el aquí y ahora, y a partir de esta presencia activa, nos permite reflexionar, conectar y sentir lo que ocurre dentro nuestro. Meditar permite la coherencia entre los sentimientos, pensamientos, y actos. Entre los beneficios de su práctica están:
- Reducir niveles de estrés y ansiedad.
- Aumentar el nivel de concentración: para el estudio, el trabajo, e incluso como para conversar sobre algo emocionalmente movilizador.
- Aumentar los niveles de creatividad, eficiencia y confianza en uno mismo.
- Elevar el sistema inmune y, por ende prevenir las enfermedades.
- Aumentar los niveles de oxígeno, y mejorar función cerebral: al respirar, liberar y reconocer los procesos internos, aumenta la capacidad de generar reconexiones neuronales.
- Acompasar el ritmo cardíaco, evitando arritmias, entre otras enfermedades.
- Ordenar y tomar dimensión: concientizar los pensamientos propios, racionalizarlos, y ordenarlos, permite también limpiar aquellos que resultan tóxicos y repetitivos. “A través de la meditación podemos observar todo lo que sucede, como una película y podemos, por ende, cambiar su final”, reflexiona la terapeuta holística.
“Practicarla, enseñarla y difundirla a cualquier edad otorga beneficios inigualables a nivel individual y colectivo”, concluye Rivera Restrepo.
¿Hay un límite de edad para meditar?
La meditación puede realizarse de múltiples maneras (en silencio, con música o con una guía, entre otras), y en cualquier momento. “Eso es lo lindo, porque le permite acceder a todo tipo de personas, perfiles y edades”, profundiza García Radresa. En este sentido, la meditación no distingue edades. A esto se suma que es una práctica que no requiere de conocimiento, preparación o experiencia previos. “Es un ejercicio que puede hacerse intuitivamente. Una conversación con nuestra alma y nuestro corazón”, cuenta.
Para Rivera Restrepo, la meditación es cada vez más común en los adultos mayores porque a esa edad se alcanza un nivel de sabiduría que trasciende el ego que suele gobernar otras etapas de la vida, y el deseo de “vivir cada día con plenitud”, cobra fuerza. “Muchos quieren dedicar su vida a practicar, despojados de banalidades, el arte de ser feliz”, comparte.
La practicante de mindfulness admite que otro de los motivos por los cuales la práctica es tan bien recibida entre las personas de la tercera y cuarta edad, es que, muchas veces a raíz de la soledad, se busca en la meditación una “revitalización que fortalezca su espíritu, encontrando en ella momentos de reconexión con uno mismo, renovando su fe en la vida”.
A modo de conclusión, en un mundo en el que la alienación es una de las reglas del sistema de las cuales es más difícil percatarse, la meditación aparece como una suerte de rescate que brinda al individuo la oportunidad de un nuevo comienzo.
Un comienzo en el que estar presente pasa a ser la única consigna a partir de la cual se ramifican las distintas respuestas y soluciones a los problemas cotidianos. Para Seguros SURA, prestar atención a esta transformación progresiva -pero constante en el modo de vida de los latinoamericanos- es fundamental para entender los fenómenos sociales de la región.