El camino del yoga está abierto para todos los que quieran transitarlo. Si algo en ti te motiva a emprenderlo, estos consejos te ayudarán a dar el primer paso.
Cultivar la conciencia en el cuerpo, la mente y las emociones: ese es el principal propósito del yoga, una práctica milenaria que nació en India en un contexto espiritual: el hinduismo, pero que ha trascendido hasta convertirse en un instrumento integral para el bienestar de la humanidad.
“Con yoga sucede lo mismo que con el álgebra o la física. Por ejemplo, la primera se desarrolló en un contexto musulmán y la segunda en uno cristiano, pero ambas son herramientas útiles para toda la humanidad”, explica Iván Moreno, instructor certificado por la Federación Internacional de Yoga.
Por esta razón, el yoga se ha extendido alrededor del mundo sin discriminar culturas ni religiones, como una forma de estar en contacto con uno mismo a través del movimiento del cuerpo, la respiración consciente y la meditación.
¿Cuáles son sus beneficios?
- Fortalece el sistema óseo-muscular, evita lesiones.
- Estimula el metabolismo.
- Elimina tensiones.
- Rompe corazas somáticas.
- Aclara la mente y libera emociones.
- Potencia el sistema cardiaco y regula el sistema nervioso.
- Te invita a relacionarte de una manera más armoniosa contigo mismo.
Lo mejor de todo es que para practicarlo solo necesitas tomar la decisión de hacerlo. Daniela Giraldo, también profesora de yoga, explica que “la mente suele llenarse de excusas. No tengo un mat, no soy flexible, nunca he hecho una clase’ son frases que solemos decirnos, pero nada de eso es necesario. Si no hay colchoneta, seguro que hay una toalla, sábana o, simplemente, un piso. Y sobre ser flexible, ¿qué tal si empiezas trabajando la flexibilidad de la mente liberándote de tus propios prejuicios?”
Si te animas a caminar por este sendero, sigue estos cinco consejos para hacer yoga desde casa:
1. Empieza escuchando tu cuerpo
Hay miles de estilos de yoga que se ajustan a las necesidades de cada uno. Algunos tipos de práctica son más activas, como Vinyasa, Ashtanga, Bikram y Power Yoga. Otras, como Kundalini, Nidra, Yoga Restaurativo o Terapéutico, son más pausadas. Quizá tu cuerpo desee moverse y hacer un entrenamiento más físico, o de pronto esté cansado y busque relajación y alivio. Como sea, habrá un estilo de yoga que se ajuste a ti, pues es una práctica pensada para todos: “¡desde niños pequeños de 4 años hasta niños grandes de 100 años!”, cuenta Iván Moreno.
2. Hacer un espacio sagrado para la práctica
Elige un lugar distinto al que usas para trabajar, comer o dormir y destínalo para estar contigo y sentirte en paz. Además de un espacio físico, dispón también un espacio temporal. Daniela Giraldo aconseja “reservar una hora o treinta minutos para habitarte a través de la práctica. Suelta tus pendientes, deja de lado el celular y dedícate ese momento. Esa es la forma de hacer de ese espacio uno sagrado”.
3. Darte ayudas
Aunque nada es indispensable para hacer yoga además de tu cuerpo, que todos lo tenemos, hay elementos que pueden reforzar el mensaje al cerebro para disponerse a la práctica. “Un aroma, una vela, música relajante o unos toques de menta o vick vapor rub en las sienes. Encuentra algo que te centre y le transmita a tu mente que llegó el momento del yoga”.
4. Buscar guías online
¡No estás solo! En Youtube, Instagram y decenas de aplicaciones puedes encontrar instructores que, con aporte voluntario o de forma gratuita, comparten sus prácticas y herramientas para aprender secuencias, alineaciones y beneficios de cada postura.
5. Sé compasivo contigo mismo
El yoga es un camino, no una meta. Para algunos, ese sendero se recorre parándose de cabeza; para otros, aprendiendo a respirar. ¡Ambas son la misma práctica! La invitación de esta doctrina filosófica y conjunto de técnicas es a no fantasear con la meta, sino vivir de forma atenta y consciente el proceso. La única exigencia: ¡soltar las exigencias y practicar desde el amor!
Recuerda que el equilibrio, la fuerza y la flexibilidad que adquieres a través de las posturas ya están dentro de ti. El yoga, simplemente, te enseña a reconocerlos en tu cuerpo físico. Así que, ¿qué esperas para comenzar? ¡Que la práctica sea, en últimas, una celebración de la vida!