Tanto docentes como estudiantes han tenido que adaptarse a herramientas y rutinas con diferentes grados de complejidad.
Las transformaciones que pueden darse en el sector educativo a raíz de una emergencia sanitaria son múltiples y deben ser asumidas tanto por las instituciones como por los docentes y los mismos estudiantes. La gran pregunta que surge es: ¿cómo continuar los procesos formativos desde casa?
Esta cuestión envuelve desafíos que unos resolverán con facilidad, pero otros no, debido a la gran ‘brecha digital’ que existe entre estratos sociales. Así lo asegura Liliana Castaño Lotero, experta en educación virtual del programa Ude@ de la Universidad de Antioquia (Colombia).
“Hay docentes que se adaptan fácilmente a la tecnología y dan clases virtuales, pero a otros les cuesta. Y hay casos de estudiantes sin computador ni Internet, pero con mucha voluntad de estudiar”, comenta la experta. En cualquier caso de emergencia sanitaria, las naciones, por lo regular, siguen las recomendaciones de autoridades en este tema, como la Organización Mundial de la Salud.
En algunos países de Latinoamérica
Argentina: con la actual coyuntura que se vive, se recomendó a las universidades la implementación transitoria de enseñanza a través de los campus virtuales y, en casos específicos, se instó a la disminución de los grupos en las aulas con el fin de prevenir un contagio. Se comenzó una fuerte estrategia de virtualización de todos los cursos y niveles de estudio, capacitando primero a más de 80 mil docentes.
El Salvador: al comienzo de la contingencia, el gobierno de este país emitió la orden a las familias y las instituciones educativas de monitorear a los estudiantes en caso de presentar síntomas. Días después, suspenderían por completo todas las clases. El gobierno comenzó a distribuir guías impresas de enseñanza a aquellas instituciones que no tienen acceso a internet para desarrollar sus planes de estudio.
Uruguay: una vez detectada la enfermedad, el gobierno decidió suspender clases en todo el país. Un mes después, se autorizó a 973 escuelas rurales dar tres clases a la semana. Las universidades no están dado clases y comienzan a aparecer propuestas de virtualización de algunas líneas de estudio.
Colombia: todos los centros educativos están cerrados y se ha comenzado la tarea de virtualizar algunos cursos en las universidades, aunque a paso lento, ya que esto implica un cambio casi completo en la metodología de enseñanza y evaluación. También se han habilitado plataformas web, en diferentes niveles, para la educación desde casa.
Panamá: el 11 de marzo se anunció la suspensión de clases por lo que, en la página web del ministerio, habilitaron todo tipo de guías didácticas por grados y niveles. Fundaciones y ONGs hicieron lo propio habilitando espacios para capacitar a docentes en el manejo de herramientas virtuales. Se estima que al menos 20 por ciento de los estudiantes de básica primaria tienen la posibilidad de aprovechar estos recursos.
Proyección a futuro
Los docentes se están interesando más por conocer herramientas digitales que les permitan generar formas de relacionamiento entre la enseñanza y el aprendizaje. También se han estado formando en modelos de evaluación virtual y otros han optado por generar sus propios contenidos de estudio.
“Quizá lo que más preocupa a los profesores es el tema de la suplantación a la hora de evaluar, pero esto también debe ir ligado a la honradez de los estudiantes”, añade Liliana Castaño, quien también afirma que, poco a poco y en la medida de sus capacidades, cada país deberá ir implementando modelos de aprendizaje virtual, e inyectando recursos en este sector para hacer más equitativa la enseñanza virtual.
Según la UNICEF, en América Latina y el Caribe, más del 95 por ciento de los niños y jóvenes matriculados en escuelas y colegios están en su casa por cuenta de la contingencia.