Pocas veces hacemos consciente la cantidad de veces que tocamos nuestro rostro. Y, a la par de esto, tocamos todo nuestro entorno. De esta manera estamos transfiriendo los gérmenes a nuestra cara, boca, nariz y ojos. ¿Qué hacer para vencer este hábito? Te lo contamos:
Los seres humanos somos la única especie que nos tocamos la cara sin una necesidad específica y sin siquiera darnos cuenta. Al hacer consciente este hábito podemos llegar hasta 23 repeticiones por hora, lo que supone una vez cada 2,6 minutos, según un estudio de la Universidad de Nuevas Gales del Sur.
De otro lado, en 2012, un equipo de investigadores estadounidenses y brasileños descubrieron que una muestra seleccionada al azar de personas, tocaba superficies en espacios públicos más de tres veces por hora.
No sería preocupante este hábito tan recurrente, si al mismo tiempo no estuviéramos en contacto con el entorno donde habitan cientos de gérmenes y bacterias. En cuestión de transmisión de enfermedades, esta situación representa un talón Aquiles. Combatirlo es sin duda una necesidad apremiante.
Organismos de salud pública y profesionales, incluidos la Organización Mundial de la Salud (OMS), dicen que esta costumbre es cada vez más peligrosa.
Michael Hallsworth, investigador del comportamiento y profesor de la Universidad de Columbia, en EE.UU., explica que es extremadamente difícil tomar medidas al respecto en la práctica. No obstante, hay cinco ideas para empezar a hacer consciente estos movimientos y tratar de luchar contra la costumbre.
Consejos para evitar tocarte la cara:
1. Ten a la mano una caja de pañuelos desechables:
Cuando sientas la necesidad de rascarte, frotarte la nariz o acomodarte los lentes, toma un pañuelo y úsalo en lugar de tus dedos.
También puedes usar un perfume, crema o loción puede +ayudar a recordarte que si acercás la mano a la nariz, mejor apartarla rápidamente.
2. Identifica qué lo detona:
Lo mejor es hacer pausas a lo largo del día e identificar qué sucede que detona esta práctica.
Por ejemplo, si el cabello es incómodo, recógelo. El uso de gotas evita tocarse los ojos. Si se debe a una posición, hay que evitar hacerlo. O si los anteojos se caen, es necesario ajustarlos correctamente.
3. Mantén tus manos ocupadas.
Una pelotita relajante o diferentes liberadores de estrés para ocupar las manos cuando no se tienen sobre el teclado.
4. Tranquilízate.
Respirar profundo, hacer consciente aquellas situaciones que detonan el estrés y tratar de encontrar actividades que generan calma, llevará a disminuir el número de toques al rostro.
5. Herramientas digitales:
donttouchyourface.com es un sitio en internet que ayuda a contar y controlar cuántas veces te tocas el rostro. Esta herramienta funciona a través de la cámara web y emite alertas cada vez que detecta que te tocas la cara. Su objetivo es que con el paso del tiempo disminuyas la costumbre de que tus manos toquen tu rostro.
¡Manos a la obra y fuera de la cara!