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Conexión inteligente entre padres e hijos

25 septiembre 2020 Sé saludable

Acompañamiento y diálogo constante, normas claras y educar con el ejemplo son claves para que los niños y adolescentes, que nacieron en esta era multipantalla e hiperconectada, hagan buen uso del internet y de las múltiples herramientas que les ofrece.

La imagen de un niño con un celular o una tableta en sus manos, donde mira videos infantiles o se entretiene con juegos digitales, cada vez se repite más, ya sea porque los padres creen que es la mejor manera de tener a sus hijos tranquilos, o porque no tienen tiempo para atenderlos.

Para evitar que esto se convierta en una situación incontrolable, en la que el niño pase mucho tiempo frente al teléfono inteligente, la tableta o consolas de videojuegos, es fundamental establecer normas de uso. Lo mismo ocurre con los adolescentes que, además de utilizarlos para ver videos o jugar, realizan consultas y se comunican con amigos a través de las redes sociales.

Frente a esta realidad ¿cuál debe ser el papel de los padres para que sus hijos, niños o adolescentes tengan una relación sana, responsable e inteligente con la tecnología y la virtualidad?

Lo primero es aceptar que hacen parte del mundo de hoy: en la casa, en el colegio, o donde un familiar o amigo, los menores pueden tener acceso a pantallas con internet. Por eso, no se trata de prohibir su uso, sino de limitarlo y educarlos para que lo usen de manera adecuada, no abusen de este y no pongan en riesgo su seguridad o afecten su rendimiento escolar, su vida familiar, e incluso su integridad física y emocional.

Además, como explica Natalia Léon, consultora en aprendizaje digital, es importante que los padres se informen de fuentes confiables, tanto de los beneficios como de los riesgos para saber cómo proteger a sus hijos.

Reconocer y prevenir los riesgos

Ni la tecnología ni el internet son malos, el riesgo está en el uso que se les dé. Muchas personas aprovechan estos medios para perjudicar a otros, sea física, psicológica o económicamente. Por eso, los padres deben advertir y estar al tanto de lo que hacen sus hijos cuando acceden a la web.

En Colombia, algunos de los principales riesgos a los que se exponen los menores al ingresar a internet, según la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de la Policía Nacional (Dijin) son:

  • Abuso sexual.
  • Grooming: un adulto se hace pasar por un niño para ganarse su confianza, seducirlo y obtener un favor sexual.
  • Pornografía infantil.
  • Sextorsión: una persona amenaza y chantajea a otra con difundir imágenes o vídeos íntimos sin su consentimiento.
  • Ciberacoso (cyberbulling) a través de redes sociales: incluye burlas, divulgación de información falsa y ataques.
  • Retos virales (social challenge): desafíos que, muchas veces, pueden perjudicar la integridad física o psicológica de quienes los realizan, e incluso poner en riesgo su vida.
La psicoterapeuta Larissa Del Río identifica dos riesgos adicionales:
  • Autoengaño: el niño o adolescente cree que puede controlar el tiempo que invierte en el uso de las pantallas, pero no lo logra y termina siendo excesivo.
  • Adicción: cuando el menor abusa constantemente del uso del internet o videojuegos, es incapaz de controlarse, se siente frustrado al no poder acceder y comienza a tener problemas en aspectos de su vida como su rendimiento académico, las relaciones familiares y sociales, su alimentación y sus hábitos de sueño.
Frente al riesgo de la adicción, Del Río explica que “es una compulsión basada en el placer, por eso no es tan fácil eliminar la dependencia y la abstinencia solo va a empeorar el problema”. Su recomendación para tratar esta adicción en menores es permitirles su uso por un rato para que “cumplan sus deseos, queden satisfechos y disminuyan la ansiedad y el abuso de estos”.

Poner límites y educar con el ejemplo

Los padres son la guía de sus hijos, es su responsabilidad acompañarlos y enseñarles a utilizar correctamente los dispositivos móviles y el internet.

Estas son algunas recomendaciones para poner en práctica en casa, evitando que su uso se convierta en un problema:

  • Tener reglas de uso: los horarios, los espacios libres de internet y el tiempo de navegación se deben dejar por escrito y en un lugar donde todos los miembros del hogar los vean porque no solo son para el cumplimiento de los menores, sino también para los padres.
  • Conocer y supervisar el tipo de contenidos: para esto es recomendable usar filtros parentales que ayudan a tener control de lo que hacen los niños en la web, a bloquear páginas y palabras claves no deseadas y a crear alertas. Aun así, como asegura León, “el mejor control es el acompañamiento, dialogar con ellos sobre qué hacen y con quiénes se relacionan. Así disminuimos los riesgos”.
  • Propiciar espacios de diálogo en los que los niños o adolescentes sientan confianza para hablar de su vida y de sus actividades del día a día. Así, cuando enfrenten situaciones peligrosas en internet no van a tener temor o inseguridad de contarles a sus padres.
  • Incluir en sus rutinas actividades deportivas o lúdicas después del colegio: así tendrán menos tiempo para estar conectados.
  • Ayudarlos a desarrollar un pensamiento crítico: los padres deben propiciar en sus hijos el desarrollo de su creatividad para que con toda la información y las oportunidades que les ofrece el mundo virtual puedan escoger lo que más les convenga a ellos, explica Del Río.
Así están conectados los niños en Colombia
  • 3 horas y 31 minutos de internet diario consumen los niños y adolescentes colombianos, entre los 9 y los 16 años.
  • 75% usan el celular.
  • 55% la tableta.
  • 37% usan Facebook.
  • 26% utilizan WhatsApp.
  • 41% usan el internet en exceso.
  • 35% ven imágenes sexuales.
  • 30% tienen contacto con personas desconocidas.
  • 20% reciben mensajes sexuales.

Fuente: estudio realizado entre 2017 y 2018 por TIGO-UNE y la Universidad Eafit en 43 colegios públicos y privados del país.

¿A qué edad es recomendable que los niños tengan acceso a las pantallas y a las redes sociales?

  • Menores de 18 meses: se debe evitar su uso porque estas pueden interferir en el desarrollo de sus habilidades interpersonales, motoras y de comunicación, de acuerdo con la Academia Americana de Pediatría.
  • Dos a cinco años: pueden utilizarlas máximo una hora al día, con contenidos educativos e interactivos y siempre acompañados de sus padres.
  • Mayores de seis años: es clave establecer un tiempo de uso y vigilar el contenido que ven. Eso sí, antes de usar estos dispositivos digitales ―teléfonos inteligentes, tabletas, televisión inteligente, entre otros― se deben asegurar todos los aspectos que permiten la salud integral del niño; es decir, tiempo para estudiar, comer, hacer actividad física, dormir.

¡Ojo con el sharenting!

Hoy en las redes sociales es muy común que los padres compartan fotos de sus bebés o hijos pequeños, esto se conoce como sharenting ─un anglicismo que proviene de share (compartir) y parenting (paternidad)─. Y aunque lo hagan con buenas intenciones, deben saber que todo lo que se publica en la red queda ahí para siempre y en un futuro esos contenidos pueden afectar al menor.

En este sentido, la consultora de aprendizaje Natalia León, recomienda a los padres nunca publicar fotos de sus hijos desnudos, en pañal o traje de baño, pues es material que se puede vender como pornografía infantil. “Deben ser conscientes de que los niños tienen derechos y hay que protegerlos evitando contenidos irrespetuosos. Además, cuando los niños crezcan deben preguntarles si les pueden tomar fotos y compartirlas, y si dicen que no, respetar su decisión e integridad”.

Treinta minutos antes de acostarse, los niños deben estar desconectados de los dispositivos para que no les afecte el sueño. Además, estos deben estar por fuera de sus habitaciones.

Trece años es la edad en que, por políticas internas, algunas redes sociales permiten que los niños creen sus propias cuentas. Sin embargo, es clave que los padres conversen con sus hijos acerca del propósito de tener un perfil en una red social y llegar a acuerdos de uso.

El contenido hace parte de la revista 5 sentidos y fue realizado por: Natalia Léon, consultora en aprendizaje digital y educadora. Larissa Del Río, psicoterapeuta y docente universitaria.